Los docentes son los responsables de
transmitir, no solo conocimientos, también valores, costumbres y formas de
actuar a las futuras generaciones. La educación de los niños está presente en
todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Si un profesor sabe escuchar
empáticamente a cualquier niño, le transmitirá la importancia de hacerlo y
aplicarlo entre sus iguales.
Por este motivo podemos preguntarnos qué
clase de valores deberíamos transmitir como futuros docentes a nuestros alumnos
y cómo hacerlo.
La educación es el proceso de
socialización de los individuos, que asimilan y aprenden conocimientos y los
materializan en una serie de habilidades y valores que producen cambios
intelectuales, emocionales y sociales sobre ellos.
Cualquier proceso de enseñanza transmite
algún contenido, pero ese proceso también involucra la transmisión inevitable
de algún valor, aun cuando la educación se entienda como un proceso de
instrucción.
En nuestros días, la sociedad asocia a
la escolarización y la escuela con la adquisición de conocimientos y valores
alejados de la realidad de los alumnos. Desde la política, el Ministerio
defiende una educación inclusiva que preste atención a desarrollar la cohesión
de todos los miembros de la comunidad, mientras que la realidad nos habla de
una educación que incluye y premia la competitividad y el individualismo.
Pero, ¿qué valores deberían transmitirse
en la escuela para contribuir a crear un tipo de sociedad colectiva y alejada
de la concepción individualista actual y cómo hacerlo?
La educación debe potenciar los valores
que influyen más directamente a la formación de buenos ciudadanos. Aquí, voy a
señalar los diez valores considerados, a mi juicio, como prioritarios para
transmitir en nuestras escuelas para conseguir esa sociedad integradora.
1. Tolerancia
y respeto a la diversidad. Los alumnos deben aprender a respetar a todas las
personas con independencia de la raza, la cultura, la orientación sexual o la
opinión política.
2. Compasión
y empatía. Esto les permitirá ponerse en el lugar del otro y entender otras
formas de pensar y sentir.
3. Gratitud
y humildad. Estos valores alejarán actitudes egoístas y comportamientos
arrogantes.
4. Autoestima,
Los alumnos aprenderán a valorarse a sí mismos y no sentirse vulnerables por
mostrar sus fortalezas y debilidades.
5. Flexibilidad.
Deben tener la capacidad de adaptarse a los cambios con facilidad sin mostrar
miedo por ese cambio.
6. Autonomía
y cooperación. Uno debe ser capaz de realizar las tareas por sí mismo y poder
colaborar con los demás, compartiendo ideas y opiniones para conseguir mejores
resultados.
7. Responsabilidad.
Los alumnos deben ser conscientes de las consecuencias de sus actos.
8. Curiosidad
y creatividad. Mostrar ganas por conocer el mundo que nos rodea y buscar
respuesta a nuevas situaciones.
9. Entusiasmo
y optimismo. Los jóvenes deben aprender a ver el lado positivo de las cosas
para poder enfrentarse a los reveses de la vida.
10. Participación
y esfuerzo. Los alumnos deben aprender a intervenir activamente y esforzarse
por mejorar y conseguir sus objetivos.
Esta educación en valores es una pieza
clave para conseguir una escuela y una sociedad cada vez más inclusiva. Para
lograrlo, la educación debe integrar en el currículo de las distintas materias
teoría y práctica de esto valores.
Así, asignaturas de la Educación
Primaria, como Conocimiento del Medio, Educación Física, Matemáticas o Lengua,
y la Educación Secundaria, como la Música, la Filosofía o la Tecnología, deben
incluir valores como la convivencia, la salud, la interculturalidad, el medio
ambiente, el consumo o la igualdad entre hombre o mujeres.
Pero, además de esto, no se puede
olvidar un elemento imprescindible para transmitir esos valores, y es educar
con nuestro ejemplo. Los profesores debemos mostrar coherencia en nuestras
acciones a la hora de educar. No podemos decir a un niño que sea respetuoso con
los demás cuando nos ve a nosotros no serlo.
Por la importancia de cumplir con el
ejemplo, voy a concluir el post de hoy añadiendo una cita más del pedagogo francés
Célestin Freinet, que dijo: “No podéis preparar a vuestros alumnos para que
construyan mañana el mundo de sus sueños, si vosotros ya no creéis en esos
sueños; no podéis prepararlos para la vida, si no creéis en ella; no podríais
mostrar el camino, si os habéis sentado, cansados y desalentados en la
encrucijada de los caminos”.
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