El estrés académico es uno de los
problemas de mayor incidencia en nuestra sociedad actual que, mantenido en el
tiempo y no gestionado adecuadamente, puede suponer el deterioro de nuestra
cognición y salud física.
¿Tu caso? Quédate y conoce algunos
consejos para reducirlo.
El estrés en los alumnos viene provocado
por las consecuencias que cada uno deriva de un examen. Una situación frecuente
en las universidades en los últimos años ha sido la preocupación por los
alumnos por no sacar una determinada nota y poder perder su beca de estudios.
La crisis económica y los recortes en la educación que han venido sucediendo
han tenido un efecto amplificador o multiplicador en el nivel de estrés de los
alumnos, convirtiéndose en ansiedad.
Pero el contexto anteriormente
mencionado no es la única causa que genera tensión en los niños y jóvenes en su
entorno educativo. También están los problemas emocionales, las dificultades en
el aprendizaje, la sobrecarga académica, bajos niveles de motivación, la fuerte
competitividad entre compañeros, la presión familiar e, incluso, las propias
expectativas de los alumnos sobre ellos mismos.
¿Cómo podemos detectar nuestro nivel de
estrés? Fácil, los síntomas del estrés académico se encuentran en tres planos
relacionados. El primero es el mental, tenemos preocupación, inseguridad,
dificultad para tomar decisiones y aprensión. El segundo es el fisiológico,
sentimos opresión en el pecho, agitación y dolor de estómago, respiración agitada
y sudoración. El tercero es el conductual, tenemos risa nerviosa, sujetamos y
movemos continuamente objetos, tenemos falta de apetito o comemos en exceso y
tomamos reacciones impulsivas.
No debemos suponer que tener estrés es
algo negativo. El estrés no es otra cosa que energía que nos ayuda a ponernos
en marcha, es una reacción normal y positiva para prepararnos para una
situación. Regulado, contribuye positivamente tanto a la concentración como a
la potenciación física, pero de no regularse correctamente acaba provocando
entorpecimiento de nuestras capacidades.
Las diferencias entre los estudiantes
que sepan lidiar con su nivel de estrés y los que no pueden manejarlo repercute
en sus resultados académicos. Los estudiantes que consiguen regularlo tienen
éxito y son capaces de reflexionar sobre la mejor opción para llegar a
conseguir un objetivo, mientras que los estudiantes que se sienten abrumados
por el estrés, no lo consiguen.
Una vez que detectamos y reconocemos que
tenemos ansiedad la pregunta que nos planteamos es, ¿cómo podemos evitar y
manejar el estrés? Voy a señalar algunos consejos dados por expertos y que,
personalmente, me han servido y te pueden funcionar a ti.
1. Hacer
ejercicio físico. El deporte es una de las mejores formas para mejorar nuestro
estado de ánimo.
2. Escucha
música. La música es capaz de relajarnos y ayudarnos a gestionar el estrés,
teniendo un efecto positivo sobre nuestras emociones y nuestro cuerpo.
3. Planifica
tus estudios. Utilizar un horario de estudio mejora tu productividad y tus
niveles de motivación.
4. Duerme
lo suficiente. Los beneficios de pasar una buena noche durmiendo cubren una
mejor asimilación de la información y memorización en el largo plazo.
5. Come
chocolate negro. El chocolate negro tienen un una hormona asociada al estrés
que ayuda a relajar el cuerpo.
6. Juega
con tu perro. Jugar con tu mascota ayuda a calmarte y concentrarte mejor.
7. Ten
una mente positiva. Controlar tus pensamientos mejora la relajación y la salud
al afrontar los problemas desde otra perspectiva.
8. No
seas perfeccionista. Creer que se puede alcanzar la perfección empeora la
situación. Admite que no puedes ser perfecto y acepta los fallos.
Estos consejos que he destacado son cada
vez más escuchados en los centros educativos. Debido a la presión por la que
deben de pasar los alumnos en sus años en secundaria y en la universidad, es
más común que los centros educativos organicen cursos para ayudar a los alumnos
a reducir sus niveles de estrés y utilizarlo para adoptar un enfoque activo y
positivo para preparase con antelación los exámenes y no dejarse dominar por
él. Reaccionar a tiempo para prevenir estas situaciones puede suponer una importante
solución para mejorar tanto el bienestar de los jóvenes como también prevenir
el fracaso escolar.
¿Crees que son útiles organizar este
tipo de cursos? ¿Tienes algún otro consejo que ayuda a reducir tu estrés en los
exámenes? Comenta y compártelo.
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