Este post está dedicado a algo que le
gustaría hacer a todo adolescente: criticar a su centro de educación
secundaria. Pero para los morbosos, ya os informo de antemano que esta no va a
ser una entrada para “poner a parir” a mi instituto, más bien todo lo contrario.
Tuve la suerte de pasar mis años de
secundaria en el I.E.S. Parquesol, uno de los centros más reconocidos de la
provincia de Valladolid. Como estudiante, pude ya compartir clase con dos
alumnas que en el año 2008 recibieron un premio internacional avalado por la
ONU. Este premio es parte de una lista que demuestra la calidad educativa del
centro, y que refuerzan otros alumnos en años posteriores que consiguieron
representar en 2010 a España en la Olimpiada Internacional de Física y ganar en
2014 y 2017 dos premios del taller de columnismo Francisco Umbral.
Pero el asunto que me lleva a escribir
hoy no es la calidad educativa del centro, que por aprecio he querido
mencionar, es para hablar de los valores y objetivos de su Reglamento de Régimen
Interior.
El Reglamento de Régimen Interior tiene
por objeto regular la organización y el funcionamiento del centro y fomentar la
participación de todos los que forman la comunidad educativa. En él se definen
los derechos y los deberes de todos los componentes de la comunidad educativa,
la composición y funciones de los órganos de gobierno colegiados, el
nombramiento y funciones de los órganos de gobierno unipersonales y las normas
de convivencia del centro.
El I.E.S. Parquesol es un centro educativo
público que promueve la formación en el respecto de los derechos y libertades
fundamentales, la igualdad entre hombres y mujeres, la tolerancia y la libertad
dentro de los principios democráticos de convivencia, la formación para la paz,
la cooperación y la solidaridad para la prevención de conflictos y para su
resolución pacífica en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y
social.
Para la realización de la labor docente
establece condiciones indispensables como la convivencia, basada en la libertad
y la dignidad de todos los miembros del instituto, el respeto mutuo, el diálogo
y la tolerancia.
Los principales objetivos del centro
están destinados a orientar la actividad del centro para asegurar la formación
integral de los alumnos, suscitar en el alumnado el deseo de saber y alentar el
espíritu crítico, ofrecer las adecuadas orientaciones tanto escolares como
profesionales, no sexistas, basadas en el conocimientos de los intereses y
aptitudes de los mismos, fomentar el cuidado y el respeto del medio ambiente,
posibilitar actividades de formación del profesorado como mecanismo necesario
de actualización y respetar la libertad de los planteamientos didácticos
establecidos por los docentes siempre dentro del marco de la legislación y lo
establecido por el claustro.
Respecto a los derechos de los alumnos
se manifiesta el derecho a recibir una formación tanto integral como emocional,
la adquisición de habilidades que le permitan integrarse personal, laboral y
socialmente, el respeto por su identidad, integridad y dignidad personal y una
protección tanto contra la agresión física como la emocional y moral.
La crítica hacia los objetivos del
centro y los valores que plantea transferir a los alumnos no podría ser más
positiva, incluyendo el deseo de impulsar el saber en sus alumnos y la
formación continua de los docentes, dos planteamientos imprescindibles para
poder lograr resultados y actualizar metodologías y contenidos.
Conocer estos objetivos y valores me
sirve para sentirme aún más orgullosa de haber formado parte de él y querer
que, con algo de suerte, pueda formar parte de la plantilla docente en un
futuro.
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